Mi madre es la más guay del barrio porque le he puesto un atajo a los horarios de los autobuses en la página de inicio del teléfono, y ella presume delante de quien haga falta. Lo que es no manejar la tecnología: se fascinan con un acceso directo del navegador. Me parece triste pero curioso, simpático y tierno a la vez.
Yo lo veo genial, se maravilla y se ilusiona con algo nuevo, como una niña. Ojalá tuviéramos siempre esa actitud y no la perdiéramos con los años.